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Nadie sabe porqué hace las cosas.

23 Enero 2015, 17:18pm

Publicado por Aída

Nadie sabe porqué hace las cosas.

 Si notas, siempre queremos justificar el por qué hacemos las cosas. Si no lo justificamos, sentimos que lo que hacemos no tiene sentido y por lo tanto no es valioso. Por eso tenemos la urgencia de justificar toda nuestra sociedad y lo que hacemos dentro de ella ya sea con el pretexto de la seguridad, la salud, los sentimientos de alguien más, etcétera. Por ejemplo, yo me he encontrado con muchos que piensan que el "motivo" de estudiar filosofía es encontrar este tipo de respuestas. Pero en realidad no nos damos cuenta de que todo lo que hacemos, incluso preguntar "¿porqué hago lo que hago?" viene siempre de nuestras emociones e impulsos, que no pueden ser justificados con otra respuesta más que "porque lo quiero" "porque duele" "porque siento". Todo lo que todos hacen, el físico matemático, el músico, el profesor, el ama de casa, el filósofo o el jardinero, vienen de la parte emocional, por muy agobiantes o hermosas que las circunstancias consideradas como externas puedan parecer. 

Por ejemplo, si a un campesino le pregunto: ¿por qué cosechas tomates? me puede responder que porque es su trabajo, si le pregunto ¿por qué trabajas? puede responder que necesita el dinero ¿por qué necesitas el dinero? responde que para mantener a su familia y a él mismo, pero si le pregunto ¿por qué mantenerte a ti y a tu familia? no me puede responder con puras razón, porque la respuesta se basa en sus emociones. Puede decirme: porque los quiero y no quiero que mueran de hambre ¿por qué los quieres? entonces probablemente se sienta muy irritado o piense que yo soy una mala persona, egoísta o cruel,  pero en realidad no podrá responder con razón alguna. 

Y así es con todo lo que los humanos hacen, por eso la Moral nunca puede ser justificada con razones, por más que nos empeñemos en crear una moral unificada basada en cosas que se consideran útiles o no siempre habrá aspectos que se escaparán a esa noción de utilidad. Podremos dar respuestas "apropiadas" según el criterio de nuestra base moral a la pregunta ¿por qué hacer las cosas? pero el motivo de la acción siempre es emocional. 

Lo interesante es entonces darnos cuenta que todas nuestras acciones son intentos de mitigar o buscar cierta forma de sentirse (placer-dolor) y esta forma de sentir, es intrínseca a nosotros y a nuestra naturaleza. No por esto es menos valioso,  sino al contrario. Si todo lo que hacemos lo hacemos por la facultad de sentir, entonces sentirnos bien haciendo lo que amamos es tan razonable como hacer algo por x, y o z. 

 

 

David Hume escribió en este sentido al preguntarse si la moral es razonable:

Parece evidente que los fines últimos de las acciones humanas no pueden ser explicados, en ningún caso, por la razón, sino que se recomiendan por entero a los sentimientos y afecciones del género humano, sin dependencia de las facultades intelectuales. Pregúntese a un hombre por qué hace ejercicio; contestará que porque desea conservar la salud. Si se le pregunta entonces por qué desea la salud, responderá al punto, porque la enfermedad es penosa. Y si se prosigue la encuesta y se desea saber la razón por la que odia el dolor, no podrá dar ninguna. Es éste un fin último, que no va referido a ningún otro objeto. Quizá a la segunda pregunta, por qué desea la salud, pueda contestar también que es necesaria para el ejercicio
de su vocación. Si se le pregunta que por qué desea esto, contestará, sin más, que porque desea dinero. Si se le pregunta ¿por qué?, contestará que es un instrumento de placer. Y es absurdo preguntarle la razón de esto. Es imposible que haya un proceso in infinitum; y que una cosa pueda ser siempre la razón por la que otra es deseada. Algo debe ser deseable por sí, y
por su acuerdo y conveniencia inmediata con el sentimiento y el afecto humanos.

Ahora bien, como la virtud es un fin y es deseable por sí misma, sin premio o recompensa, meramente por la inmediata satisfacción que procura, se requiere que haya algún sentimiento al que afecte, algún sentido interno o gusto, como quiera llamársele, que distinga el bien y el mal moral, y que abrace uno y rechace otro.
Así, las fronteras y oficios de la razón y del gusto pueden fijarse con facilidad. La primera procura el conocimiento de la verdad y de la falsedad; éste da el sentimiento de belleza y deformidad, de vicio y de virtud. La una descubre los objetos tal y como están realmente en la naturaleza, sin adición ni disminución. El otro tiene una facultad productora; y embelleciendo y tiñendo todos los objetos naturales con los colores que toma del sentimiento interno, origina, en cierto modo, una nueva creación. La razón, fría e independiente, no es motivo de acción y dirige sólo el impulso recibido del apetito o inclinación, mostrándonos los medios de lograr felicidad y evitar la miseria. El gusto, en cuanto que da placer o dolor y, por tanto, constituye la felicidad o la miseria, se convierte en motivo de acción y es el primer resorte o impulso para el deseo y volición. De circunstancias o relaciones, conocidas o supuestas, la primera nos lleva al descubrimiento de lo oculto y desconocido. Después que todas las circunstancias y relaciones están ante nosotros, el último nos hace experimentar, por el conjunto, un nuevo sentimiento de censura o aprobación. El canon de aquella, fundado en la naturaleza de las cosas, es eterno e inflexible, incluso por la voluntad del Ser Supremo; el de éste, nacido de la estructura y constitución interna de los animales se deriva últimamente de esa Suprema Voluntad que otorgó a cada ser su naturaleza peculiar y dispuso las varias clases y órdenes de existencia.

 

El problema Moral entonces es no saber que cosas on buenas o son malas para las personas sino darse cuenta de que no hay moral razonable. Si comprendemos esto aparece el nuevo "conflicto" como un choque de percepciones y emociones, por que hay muchas más personas que sienten y perciben la realidad a su forma. Este problema de colisión de percepciones, también es bastante ilusorio, surgido de la ilusión más común de todas: La ilusión de considerar mi ser YO como algo aparte de todo lo que existe: "yo-realidad" "sujeto-objeto" un YO aparte de la naturaleza que juzga todo incluyéndote a ti y otros seres. En realidad si tú, yo, y todos existimos como formas del Universo, no hay tal división, y al juzgar nos juzgamos también a nosotros mismos, aunque al juzgar, no cambiamos el ser natural de todo.

Pero en fin, estar consciente de la ilusión del "yo" como algo aparte de todo lo que existe es algo de lo que escribiré en una próxima entrada.

Saludos y gracias por leer :) 

 

Aída

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